Crónica de un dependiente emocional

Me ha costado mucho escribir estas líneas. Lo que más, ha sido romper ese muro que he ido construyendo tras el cual guardo todo el sufrimiento vivido y el despiadado animal de la dependencia emocional. Todo eso está guardado en mi mente. Supongo que como el que sufre una situación traumática. Las situaciones vividas en el pasado nos condicionan en la forma de afrontar momentos futuros. En mi caso esta situación se dio gota a gota, como una historia de sufrimiento prolongada a lo largo de los años. Intento tener todo esto apartado de mi mente, como el que guarda un animal peligroso entre barrotes, porque creo que ese animal puede seguir ahí acechándome y no puedo dejarle ninguna opción de que vuelva a aparecer.

Pero no me voy a poner pesimista desde el principio porque esta carta es una carta de optimismo, de esperanza para cualquiera que pueda estar en un caso parecido. Porque de la dependencia emocional se sale, aunque parezca un círculo vicioso que siempre nos acaba atrapando.

Para el que no conozca las palabras “dependencia emocional” le pueden parecer algo poco peligroso y amistoso. ¡No! La dependencia emocional nos puede destruir totalmente ya que nos hace perder nuestra autonomía, libertad y nos conduce a la infelicidad total como mínimo. Dejamos de dirigir nuestra vida, para dejarnos dirigir por la dependencia emocional, y ya no digo nada, si ésta se encauza hacia una persona despiadada y manipuladora. Aunque pienso que en el fondo los culpables somos nosotros por que no debiéramos pasar por ello y por no ponerle fin a muchas situaciones.

El problema es que la dependencia actúa como una droga. Te hace daño pero la necesitas. En mi caso me hacía daño pero la necesitaba, ante la falta (cuando ella me dejaba para luego volver) tenía mi fase de “mono” brutal el cual se calmaba cuando me daban una ración de su presencia lo cual significaba por lo general una ración de “que me machacasen aunque fuera un poco”. Creo que era lo más parecido a un toxicómano con síndrome de abstinencia. La debacle mental era enorme. Padecía de gran ansiedad, falta de sueño, incapacidad de disfrutar etc., aunque un sentimiento resaltable sería el del miedo constante a que me dejara, cosa que siempre acababa pasando. Cuando me cogía el teléfono, la pregunta era “cómo me trataría”. El temor a ser dejado era fundado totalmente. Lo peor es que cuando veía un poco de luz para salir de esto, ella volvía a aparecer para atraparme de nuevo.

Claro que como en esa relación no siempre todo era negativo, me hacia pensar que esas migajas que recibía eran suficientes para no sé bien qué. Vivía en la necesidad de un aporte afectivo extremo que no cubrían esos mínimos, por lo que la necesidad afectiva se acrecentaba todavía más y el sentimiento era desolador, estando totalmente indefenso. Demandaba precisamente lo que no se me daba, es decir, atención, cariño, ser cuidado, que era precisamente lo que yo daba de más.

A veces miro atrás, miro los años pasados y tengo una cierta incredulidad. No llego a entender cómo pasé todo esto. Ni siquiera puedo llegar a comprender cómo aguanté cientos de horas de machaque telefónico hacia mi persona, mensajes, insultos, presiones, burlas, comparaciones, chantajes y cientos o miles de situaciones que cualquier persona con una sola vez se hubiera parado a pensar y una segunda hubiera acabado con la situación o relación. Tampoco entiendo cómo estuve tantos años en una presión tan fuerte y continuada, de dos personas a la vez al principio y posteriormente cuando una se retiró, de la otra, que llamaré X que es en la que baso este relato y en la que se centra mí dependencia emocional.

Eran pienso dos personas que tenían una relación de amor odio hacia mí. Mi novia, se diría que me quería mucho, aunque posteriormente cuando le expuse que no teníamos que seguir juntos y error mío, apareció una segunda persona a la vez prácticamente, se volvió despiadada y fue capaz de permanecer años haciéndome el día a día imposible pese a no estar ya con ella, aunque seguía dando muestras de su necesidad hacia mí. Respecto a X lo que más podría definirla sería la de un amor odio constante hacia mi persona que pasaba de un estado a otro sin motivo aparente, lo que hacía para un dependiente una situación extrema ya que a veces me cogía, otras no, me dejaba para siempre, luego me volvía a coger, nunca sabía si le iba a ver mañana o nunca más. Y yo sólo pedía un cierto orden, pero el caos era lo normal.

Toda historia tiene un principio. Creo que cuando se habla de una historia emocional la manera en que la afrontamos no empieza en ese momento, sino al momento en que formamos nuestras competencias emocionales, seguramente desde que nacemos, sino antes. Supongo que son estas facultades las que hacen que unas personas se metan en relaciones nocivas y otras pasen de largo sin pararse a curiosear. En mi caso me paré y me costó mucho volver a subirme al tren de la vida, pero siempre pasan y nos tenemos que subir a ellos lo antes posibles y no tener miedo a pedir ayuda, ya que a menudo no tenemos consciencia desde dentro de lo que nos estamos llegando a convertir y es desde fuera desde donde otras personas pueden ver con claridad las situaciones que padecemos.

Supongo que en mi caso pasó algo parecido. Es claro que desde fuera nos ven de otra manera y con pocos datos cualquiera puede ver la situación de un dependiente y ya no digo nada si la persona sobre la que enfilamos nuestra dependencia es un maltratador. Claro, menos nosotros mismos, que nos cargamos de mil argumentos para no ver la realidad y excusar lo inexcusable. Es por ello que para salir de este círculo vicioso hay que pedir ayuda. Cualquier ayuda exterior que nos ponga delante de nuestros ojos y con claridad lo que ya percibimos pero no acabamos de asimilar y excusamos.

Vivimos en un círculo cerrado de autodestrucción que va minando la base de cualquier persona, la autoestima, la capacidad de decidir, la libertad, hasta convertir en personas muy válidas por ejemplo en su trabajo y personas bellas interiormente en barquitos sin timón que están a merced de las olas acercándose al acantilado. Creo que se da la compatibilidad de poder ser fuerte o con personalidad en otros entornos y sin embargo ser una marioneta en el ámbito afectivo. Siempre he pensado que una persona normal no hubiese aguantado las miles de situaciones que yo aguanté con total estoicidad, como si fuera lo normal. Es terrible. Hasta llegar el momento en que no se distingue el grado de destrucción interior por que ya no se conoce la normalidad y el sentirse bien. Hasta llegar el momento en que las lágrimas supuran por los ojos sin más, ni siquiera llorando, como sale el vapor de una olla a presión o como sale el agua por las grietas de una presa que no ha podido aguantar la presión del agua que se ha ido acumulando gota a gota a lo largo de los años.

No es casualidad que algunas personas siempre caigan en el mismo tipo de relaciones o a veces, dicho de otra manera, en el mismo tipo de personas nocivas con las que se van a relacionar. Al final resulta que encontramos lo que buscamos, que tendemos a buscar un mismo patrón de persona, aunque no seamos muy conscientes de ello. En mi caso pasó algo parecido. Lo hablo en pasado. Lo prefiero así aunque creo que el que ha sido dependiente siempre guarda algo de ello. Todo esto lo digo por mi experiencia como todo lo que voy a escribir, por que no soy profesional de esto, aunque la experiencia enseña, como enseñan las experiencia vividas para el conocimiento de la vida. Y creo que ya soy algo conocedor, de lo que debe ser una relación y lo que no.

Es curioso, a veces también tengo la impresión de que asistí durante años a un maquiavélico experimento en que el protagonista era yo. Era un monito de laboratorio que iba tomando conciencia de su situación y teniendo la jaula abierta, porque está siempre abierta aunque nos pongan o nos pongamos todos los impedimentos para salir, estaba impasivo esperando a salir. Y es mejor salir y sufrir un tiempo que sufrir perpetuamente. Porque estando en la dependencia emocional se piensa que la vida acaba si no está esa persona objetivo de nuestra dependencia, y no es así, porque empieza, aunque hay un pensamiento irreal y patológico que nos domina. Supongo que es normal en el desamor, pero esta nuestra situación va más allá.

Comprendí que actuaba como un enganchado a una fuerte adicción. No era mi situación diferente. Sabemos que algo nos hace mal, pero lo necesitamos y buscamos más, hasta llegar al masoquismo. A sufrir ferozmente el síndrome de abstinencia o mono. Y empieza un círculo cerrado de amor nocivo y enfermo. Bueno, amor no es una palabra adecuada porque todo esto de amor no tiene nada y es una hermosa palabra que no se debiera de relacionar con nada de todo esto. El amor no es dependencia, ni estar sometido a nadie, ni anularse a uno mismo por otra persona. Pienso que “Le quiero mucho” no es una frase adecuada para un dependiente, por que normalmente significa “es mi droga y la necesito”. Sin esa droga que me mata no puedo vivir.

Supongo que no es lo normal que una persona documente este tipo de historias. En mi caso sí lo está. Por un lado están los cientos de mensajes que recibí vía teléfono móvil. Por otro lado todos los apuntes que fui recopilando en el transcurso de varios años. Si, así es. Decidí en un cierto momento que apuntaría todo lo que se me decía, normalmente cuando se me hablaba por teléfono. Es decir que mientras me vapuleaban yo escribía lo que me decían, en cualquier papel que tenía a mano, por lo que tengo cientos en diferentes papeles, incluso en servilletas de papel. Por supuesto también ponía la fecha. Creo que lo hice como válvula de escape. Lo apuntaba y así sabía que no lo iba a olvidar y pasar página y además tenía conciencia de lo que recibía. Era como un as que me guardaba bajo la manga para un futuro. Y me ha sido útil porque me ha permitido que mi mente confusa no pusiera la página en blanco sino que fuera más consciente y aprendiera. Creo que lo más curioso y fuera de lo común es que mi historia está documentada lo que la convierte en algo ciertamente absurdo.

Por ello en la historia que voy a contar intercalaré algunos mensajes recibidos y frases literales que se me dijeron. Algunas se contradicen de un día a otro. Evito incluir los que me parecen indecorosos. Esta historia, que viene a ser una especie de diario resumido, se basa en textos que se me pidió que hiciera durante mi terapia, por lo que son una exposición de hechos y situaciones que por otro lado y juntos a los mensajes recibidos y textos escritos por mí, que voy intercalando, creo que permiten visualizar una situación. Sólo escribo algunos mensajes y textos escogidos entre cientos de papeles escritos por mí y más de mil mensajes no demasiado duros, evitando los que por el contexto de esos momentos no se entenderían.

Mi historia empieza narrando mi situación con mi novia a la que llamaré así. Luego se producirá la ruptura con ella y llegada de la otra mujer a la que llamaré X. tras una etapa en la que estarán presentes las dos a la vez y en la que creo tenía de alguna manera una relación de dependencia hacía las dos ya que pese a que me hacían daño de muchas maneras seguía aguantando todo a modo de masoquismo de una manera metódica. Luego, mi novia desaparecerá, o mejor dicho decidirá ella que ya no le interesa seguir machacándome para quedar X únicamente que es el momento en que se desarrolla la relación de dependencia principal en esta historia, y mi lucha por salir de esta relación nociva.

No espero en esta carta una exposición de ideas y hechos meditada y perfectamente redactada. Son ideas y frases que surgen de mi cabeza, que al salir de una manera espontanea supongo se acercan más a lo que en mi mente aún algo confusa corre. Lo escrito hasta aquí ha sido hecho actualmente. Sin embargo la siguiente crónica se escribió hace dos años. Quizás el mayor interés del siguiente texto es que es original, ya que ahora cambiaría muchas cosas que no me parecen precisas e incluso no comparto aunque las escribí yo mismo.

El preludio de la tragedia. Antecedentes.

Mi novia, que es mi primera, y yo llevamos bastantes años juntos. Relación en que desde un primer momento me sentí bastante prisionero. Había algo que no funcionaba. Sentía ganas de crecer y vivir y no lo hacía. Creo que en esta relación no podía crecer. Estaba cómodo porque estaba arropado.

Creo que mi novia era una persona con dependencia hacia mí. Era capaz de ser muy cariñosa a tener muy mal carácter que a veces iba fuera de lo normal.

Desde un principio nuestra relación se vio marcada por sus problemas; era salir de una para entrar en otra. Ahí estaba yo, pasando una fase de mi vida en que otros iban adelante y yo me mantenía junto a ella como atrapado. Sentía tener truncada mi vida. No tenía derecho a una vida normal. Asumía sus problemas. Me afectaba. Cada mala noticia era un mazazo y realmente sufría por ella. Pero yo, aunque tenía malas épocas en que pensaba en romper mi relación, era incapaz, me sentía como atrapado. A su vez pensaba que no lo podía hacer estando ella mal por que le haría mucho daño, lo cual no quiere decir a la vez que también le quisiera.

Sin embargo no veía un futuro para toda la vida con ella. Me sentía prisionero. Necesitaba respirar. Me faltaba ilusión. Era arisco con ella. Por otro lado tenía también sentimientos hacia ella. Yo pensaba que no podía ser cariñoso con ella o decirle que le quería para luego romperle el corazón. Creo que teníamos mucha unión pero había muchas sensaciones que me guardaba y a las que ella hacia oídos sordos. Siempre pensaba que si alguna vez no estaba ya con ella sería a consecuencia de algo traumático. Así sería.

Me costó mucho decidirme a comprar la casa e irme con ella. Parece que es una inercia que toda pareja debe seguir. Sin embargo eso hizo que me sintiese peor, más atrapado en algo en que no me sentía feliz. Con el paso de los años el vaso se había ido llenando y solo faltaba una gota que lo derramara. Era X.

Yo sabía que mi novia era un pilar muy importante en mi vida, además de su familia. Cuando me pedía una oportunidad para seguir conmigo, yo le dije que la única posibilidad de juntarme a ella sería pasado un tiempo, si la vida nos juntaría de nuevo. Supongo que estas palabras inconscientemente significaban que algo había mal en nuestra relación pero a la vez había también algún tipo de sentimientos y apego. Realmente aquí creo que habló mi yo profundo el que no estaba influenciado por la presión que me creó el empezar con X mientras los sentimientos hacía mi novia no se habían retirado de mí.

Año uno

Empiezo a intuir en X algo raro. Tiene un interés por mí. A mí hay algo que me atrae de ella. Intuyo algo peligroso u oscuro en ella y su manera de ser. Empiezo a salir con ella aunque en un primer momento le puse reticencias. En la primera negativa que le di su reacción fue extraña, como de una cierta agresividad encubierta. Luego esta actitud será habitual Pese a ello comencé la relación. Realmente no sé hasta qué punto le quería, o me sentía atraído o me estaba haciendo un lavado de cerebro o me lo hacia yo mismo. Es una pregunta que me hago ahora también, porque cuando alguien te esta maltratando se me hace difícil pensar que el amor es lo que impera en esa relación.

Pero mi novia, ya ex novia, no se había retirado de mi vida. Empiezo a sufrir la presión de las dos. Mi exnovia me empieza a llamar continuamente, me amenaza, insulta, otras veces habla con cercanía previniéndome. A partir de aquí me empezará a llamar continuamente, a cualquier hora de la madrugada para repetirme lo mismo. Aquí empieza a acabarse la ilusión y la presión empieza. A su vez X me amenaza para que siga con ella ya que supongo que ve algo en mí que se retrae. Es curioso a la vez que lo anterior X me atraía y creo que le quería. A su vez pensaba que ojalá no hubiera pasado nada de esto. Era el comienzo de una pesadilla que iba a durar hasta hoy.

Me hacía el duro con mi novia, firme en mi decisión, pero realmente muchas veces me hubiera gustado darle un abrazo y dejarle de verle sufrir.

Desde este momento mi exnovia empieza a llamarme a cualquier hora. Creo que si hubiera tenido otra actitud a la larga podría haber ganado la partida a X u hubiera vuelto a ella, aunque no sé en qué forma.

La presión que me hace mi exnovia es continua. Aquí surge un aspecto clave: la separación del piso. Mi novia tiene la sartén por el mango y utilizará el piso para hacer su juego conmigo. O mejor dicho yo le permitiré hacerlo.

Se me crea una adicción al teléfono. O mejor dicho a tenerlo disponible y estar disponible por si alguna de las dos necesita hablar conmigo para machacarme. Mi novia necesita seguir controlando mi vida y mis pasos pese a no ser mi novia. Creo que sigue una pauta de control. Me dice que va a conseguir que tenga que irme fuera de donde vivo, dejar mi trabajo y más cosas, incluido que me va a destruir. Por ello llevo el sonido del teléfono quitado cuando estoy con X y cuando no estoy lo enciendo o le devuelvo la llamada a mi exnovia para que me machaque un rato y así respirar al menos hasta que me vuelva a llamar. Es frecuente que mi novia me llame cuando estoy con X. Todo esto son sucesos a lo largo de meses y años, por lo que son acontecimientos que se repiten cientos de veces y con diversos matices. Cada vez que suena el móvil me da un vuelco el corazón. Extrañamente me acostumbro a vivir así, Quizás por que soy incapaz de salir de esta situación.

Año dos

Mi exnovia me ve con X por la calle. Luego me dijo mi exnovia que desde este momento se dio cuenta de que no tenía nada que hacer conmigo.

Por un lado salía con X. Esta tenía una intención que yo separara mi casa con mi exnovia. Por otro lado no era posible avanzar con mi exnovia en la separación del piso. Yo no estaba mentalmente para tomar las riendas de nada (si es que alguna vez en mi vida lo he estado). Era como un barquito al que le dan golpes las olas y que no puede tomar un rumbo.

El año dos fue el año de aguantar cientos de horas de llamadas telefónicas por parte de mi exnovia. Debía estar a cualquier hora del día a sus expensas, con el pretexto de solucionar el tema piso. Lo normal era estar con X y llamándome mi exnovia. Claro, al móvil le quitaba el sonido. Cuando podía le llamaba a mi ex para que me insultara, amenazara, etc. Era un ritual.

A principio del año todavía tenía momentos de debilidad hacia mi exnovia. Podía estar con X y salirme lágrimas por mi exnovia. Puede ser que añorara la vida relativamente tranquila pasada. Luego mi exnovia fue una pesadilla sólo pensaba en acabar con el piso y así con ella.

X dio la primera alerta de que me podía dejar. A su vez, el tema del piso parecía que se empezaba a mover, pero X se impacientaba.

Justo cuando parece que iba a conseguir acabar con lo que se supone nos separaba que es vender mi casa para comprarle la parte de la suya al ex marido y poder vivir juntos….X me deja. Sufro de gran ansiedad, no duermo. Soy como el drogadicto que no tiene su droga: sufro el mono. Necesito una dosis de X para calmarme. X a su vez no es sólo que me deja en el momento en que iba a conseguir lo que me exigía, además me machaca al igual que mi exnovia. Me acusa de haberle destruido su vida. Dice que no le llego a la altura del tobillo a su ex marido, que él al menos era un hombre aunque no le quisiera, dice que le doy asco y mil cosas más. Mi dependencia hacia ella hace que pese a ello intente volver con ella desesperadamente.

Voy a la primera consulta que me resulta una ayuda. Saco la conclusión de que X me tiene que dar tiempo. Justo lo que no ha hecho nunca y no hará. Además cuando le digo que he ido a un psicólogo en lugar de escucharme monta en ira y dice que me dejo comer el coco.

Año tres

X a mediados de Enero me deja otra vez. Caigo en picado. Vuelve el mono.

Voy al notario con mi exnovia para que ella se quede con el piso y liberarme por fin. Mientras estoy en el notario X me llama constantemente, curiosa situación; estoy con mi exnovia (con el móvil apagado) y llamando la otra, X, repetidamente para machacarme. Cuando al fin consigo finiquitar el tema de la casa con mi exnovia que es lo que me exigía X, lejos de contentarse se vuelve más agresiva hacía mí. Me deja. Me quedo desolado ya que cuando consigo acabar teóricamente con la presión de mi exnovia se me deja. Mi vida se queda vacía.

Vuelvo ir a la consulta. Anteriormente se me dijo que X me debía dejar tiempo, ya que sino la relación no valía. Por supuesto no lo hizo. Se me dice que tengo dependencia emocional. También que X va a volver a mí y yo debería aprovechar su desplante para salir corriendo. A su vez se me dice que soy débil y que no voy a ser capaz de rechazarla cuando ocurra. Salgo ilusionado, tengo esperanza en salir de la pesadilla.

X, cuando ve un gesto autónomo mío de no cogerle el teléfono se derrumba. El siguiente día de la consulta pasa esto. Ella me suplica y está mal y aunque tengo una dosis de fuerza interior, me da lástima y vuelvo con ella. Por cierto, a la vez mi exnovia me llama y pese a que ya tiene el piso y una nueva relación o al menos previsión de ella me machaca y amenaza. Esto terminará cuando en un momento dado consiga pese a sus amenazas por mensajes para que lo haga, no volverle a cogerle el teléfono. Supongo que fue bueno para los dos.

Lo que pensaba entonces (en el año tres y hoy también):

“Yo pienso que con mi exnovia tenía una vida normal, un entorno etc. Mi exnovia era un pilar fundamental para mí. Creo que ella tenía mucha dependencia hacia mí y supongo que yo hacia ella de otra manera. Cuando apareció X este pilar se derrumbó y X no lo cubrió. Desarrollé una dependencia hacia X. La relación que tenía con mi exnovia de mutua dependencia era relativamente sana, bien es cierto que yo a veces era arisco hacia ella, creo que como una manera de defenderme de algo.

Con X yo cumplía los patrones del dependiente. No soportaba la soledad, subordinación absoluta a X, idealización de X, pánico a la ruptura, síndrome de abstinencia, intento de reanudar la relación. Tenía una necesidad afectiva extrema que X no cubría, además era arisca hacia mí. Creo que se debía en parte a la gran necesidad afectiva de ella. Tenía gran necesidad de tocarle, creo que porque se me rechazaba. Muchas veces estando con gente tenía como ganas de abrazar y ser abrazado por cualquiera, por mi extrema necesidad afectiva.

Sin embargo a X la sitúo con una dependencia emocional dominante. Coexistía su necesidad afectiva con la agresividad hacia mí. X es una persona que sufrió carencias afectivas. Controla, domina y me burla. Es celosa, rencorosa, resabiada, depresiva, manipuladora y acomplejada. Pero tras su fachada no deja de ser dependiente ya que pese a demostrar rechazo en realidad es igual de dependiente como lo demostrará. Cuando afirmo querer no estar con ella siempre acaba diciendo que estoy con otra, o que tengo novia. A la vez dice que soy libre para hacer lo que quiera. Además es catastrofista. Podría decir que tiene necesidad hacia mí y odio a la vez.

Desde que salgo de la consulta del terapeuta el año tres hasta que vuelvo en el cinco, siempre tengo claro que de cualquier manera he de volver a verle. El y las conclusiones que saqué con él me acompañan como un ángel de la guarda que vela por mí. Aunque estoy con X no veo futuro. En primer lugar por que yo no estoy bien interiormente. Además en mi mente mi ex novia vuelve a aparecer con fuerza como interferencias emocionales, aunque no en el sentido de volver con ella. Es un enredo emocional sobre el que sé que no es posible construir nada encima sin tirar antes el edificio anterior. Mí relación con X sigue con altibajos. Sé que para poder recuperarme, pasa por dejar de estar con X, dejar un tiempo prudencial para afirmar lo anterior y volver a la consulta con las mínimas interferencias para comenzar un proceso definitivo de recuperación.

Además mi exnovia produce interferencias en mi mente. Casi todos los días me acuerdo de ella. Con ella viví una vida relativamente normal y cosas positivas. Además tengo trauma sobre cómo fue nuestra ruptura.

Durante el año tres continúo con X. A veces me deja, otras volvemos, casi siempre me vapulea. Yo desde que salí de la consulta, recopilo en cualquier papel lo que me dice X. Así tengo la seguridad de no olvidar. Además veo la incoherencia de lo que dice. Tanto en sus muchos mensajes, como en estos papeles hay un material terrible e inadmisible. Estos papeles que a menudo escribo mientras me habla por teléfono me sirven como válvula de escape. Con ellos creo que desafiaba la autoridad de X sobre mí sin que ella lo supiera.

Aunque veo las cosas con claridad todavía me veo muy influenciado por mi dependencia emocional. Por cierto ¿Cuántas veces habré llorado, roto por dentro?

Siempre me achaca que le agobio, que me meto en todo, pero realmente no me da opción a que sea de otra manera. Siempre es una búsqueda por estar con ella, sin saber cuando volveré a verle o si me dejará en cualquier momento. Es muy duro para un dependiente.

Mensajes:

-Como vengas a vivir cerca te machaco vivo, no paro hasta verte muerto. Mantente alejado si quieres vivir tranquilo, no paro hasta verte muerto.
-Me alegro de que seas un miserable. ¡Qué vida más miserable vas a tener sin mí! Inútil, mamón, baboso. Sin mí no eres nada, estás perdido. Te jodes y págalo bien caro.
-Eres lo peor que me ha pasado nunca. Como me arrepiento de no haberte mandado a la mierda antes. Pero más vale tarde que nunca. Ahora lo tengo todo muy claro.
-Ya he pagado suficiente. No paro de llorar. No puedo más. Si aún me quieres llámame. Te lo suplico. Estoy muy mal. ¿Tienes mal el móvil? ¿Estás con otra? Contesta.
-No te enteras de nada. No tienes sitio en mi vida. No quiero verte. Déjame en paz para siempre.
-Tú estás enfermo. Tratas de culpabilizarme de tu enfermedad mental. No hay forma de deshacerse de ti.
-Llámame, llámame, llámame. Por todo lo que ha habido entre nosotros. Necesito hablar contigo, aunque sea lo último que hagamos, llámame. Necesito hablar contigo.
-Como no me llames voy a buscarte a… o a cualquier parte. No puedo estar sin ti. No puedo respirar. Ayúdame. No me dejes tirada. Te quiero. -Ojalá tengas un accidente, hijo de puta, cabronazo.
-Como a mi exmarido el tiempo te va a devolver todo lo que me has hecho.
-Das pena por lo gilipollas y patético que eres. Búscate un plan para entretenerte mañana (y el resto de tu vida). Imbécil. Estás enfermo. No vas a poder conmigo.
-Como no me llames ahora mismo le llamo a tu… y le cuento lo cabrón e hijo de puta que eres. Llámame estés donde estés. Cabrón.
-Te voy a machacar hasta que pagues todo el daño que me has hecho. Cabrón. Hijo de puta. Te voy a hacer lo mismo que tú a mí, destruirme. No eres más que un cabrón más.

Textos:

-Echa a la basura cosas que le regalé en su cumpleaños y navidades y me dice que las tengo allí……yo voy a recogerlas. Volverá a hacerlo en otras ocasiones después de entregárselas yo a recogerlas de nuevo de la basura.
-A ver si encuentra a alguien que no sea un cabrón.
-Se aburre conmigo. No me aguanta.
-Me dice que ya le puedo denunciar, que no va a parar. En otros momentos me amenaza con denunciarme (aunque no sucederá, este será uno de los temores de mi terapeuta, es decir, que me denuncie).
- Me ha llamado más de cien veces, mensajes de amenazas.
-No me va a ver hasta que no le dé una fecha para casarnos.
-Dice que ella se merece alguien mejor que yo.

Año cuatro

Desde fin de Enero me ha dejado. Nos vemos poco pero siempre hay un contacto aunque sea por teléfono. Sin embargo creo que aquí empiezan a cambiar las cosas en mi cabeza. Me voy sintiendo menos dependiente. Hemos vuelto. Después cuando se acerca el verano me amenaza con no ir con ella a ningún sitio Pero yo incluso veo con buenos ojos el primer verano solo sin ella y libre de esta historia. Casi empiezo a querer que me deje. Ese verano salimos mucho de vacaciones.

Después de verano me deja, como siempre dice, quiere estar sola en su vida y que se quiere deshacer de mí (aunque cuando dejamos definitivamente la relación buscará otras personas convulsivamente). Vale esta es la mía! Le tomo la palabra y le digo que sea coherente con lo que dice. Ahora ya no voy detrás de ella. No estando con ella me siento mejor. Me siento legitimado a hacer lo que quiera (simplemente a ser persona con criterio y libertad), aunque pienso que seguirá su patrón y volverá a mí.

Pienso que esto no es más que una parte de mi dependencia emocional, que va más allá de X. Necesito barrer porquería de mi interior y un tiempo de duelo, lo cual X no me facilitará.

X aparece con fuerza y de tanto insistir volvemos. Ella realmente ha cambiado algo, a mejor. Igual es porque le ha visto las uñas al gato. Yo ya no aguanto que no se me respete. La vida que hacía antes y que aguantaba por mí dependencia me harta.

Mensajes:

-Has convertido mi vida en otro fracaso. Pero tú lo vas a pagar más caro.
La vida contigo es maravillosa, no podía imaginarla mejor.
No quieres que haga nada por ti por que tu no quieres que lo haga.
-Ojalá no salgas de tu agujero nunca.
–Te quiero. Te echo de menos.
-Qué te habré hecho yo para que me hayas echado de esta manera. Así lo hacen los hijos de puta como tú.
-No comprendo porque te empeñas en que pasemos el resto de nuestras vidas separados.
-Eres libre, libre, libre, libre, libre, libre, libre, libre, libre, libre, libre, libre, libre,…
-Espero que seas completamente consciente de lo enferma que estoy por lo que me has hecho y que cargues siempre con esa culpa. Ya has conseguido quitarme de en medio.
-¿Quién me va a ayudar a seguir viviendo? Dame un único día para demostrarte las cosas, un único día te pido.
- Hijo de puta. Cabrón (estos mensajes son como el pan nuestro de cada día).
-¿Quién o quiénes te están aconsejando que te están equivocando en la vida? Me gustaría saber quién o quiénes influyen tanto en ti.
-Te juro que como no me cojas ya el teléfono, a las seis (de la mañana) te toco el timbre.
-Ya lo has conseguido: destruirme. Lo pierdo todo. Solo dos posibilidades; huir o buscar la muerte.
-Última oportunidad; o coges el teléfono o empiezo a actuar.
-No me obligues a vivir siempre sin ti .Podemos empezar de cero.

Textos:

-Después de mi última relación no me merecía alguien como tú.
-No soy nada para ella, sólo una persona que le ayuda. No me quiere, sólo le vengo bien.
-Ha hecho el ridículo porque le vean conmigo.
-La gente me come la cabeza para decir que ella no me conviene.
-Le digo que he quedado con un amigo el día siguiente. Tiene una hecatombe mental y tira la comida que le he hecho a la basura.
-Le da asco que le ayude a cuidar los niños para poder trabajar.
-Dice que no le gusto ni como soy ni físicamente.
-Me llama mamón, gilipollas, simple, y patético.
-Dice que le manipulo para que se crea que ella me ha abandonado. Que se merece explicación de por que le dejo.
-No te quiero, eres un estorbo, no me gustas, estás gordo. La gente sabe lo que le estoy haciendo.
-Me dice que lleva dos meses sin hacerme daño.
-Me dice que da por ello de que mañana le voy a cuidar a sus hijos. Luego ya no me va a necesitar.
-Le doy asco. No le gusta como soy, soy un fracasado.
-Estoy en una reunión con mi familia. Me llama con ironía para hacerme sentir mal por estar allí.
-Como no me largue de la ciudad dice que me va a matar, hijo de puta.
-Me dice que tiene un fondo hacia mí, que sino no estaría conmigo.
-Me dice que ella siempre está pensando en mí. Que no quiere estar sola. Vamos a intentarlo.
-Un día estoy con amigos. Como es para machacarme no cojo ya que están mis amigos delante. Me llama 20 veces. Cuando ya no estoy con mis amigos no le puedo llamar por que no tengo batería. Busco una cabina y no funciona. Voy a su casa y al llamar al timbre, me tira agua por el balcón. Esto estando en fase de “me ha dejado”.
-Me dice que cuanto antes me mentalice de que nunca voy a volver a salir con ella mejor. Que no me soporta ni me quiere, me desprecia, me empuja.
-Dice que sale conmigo por que tengo coche y le viene bien, que soy tan tonto que ni me doy cuenta.
-Que cuando se meta a dormir todos los días su último pensamiento será odio hacia mí. Luego en otras ocasiones me dirá exactamente lo contrario.

Año cinco

Tras una discusión (en la que me machaca un poco, claro) vuelvo a tomar las riendas diciéndole que no quiero seguir. Desde entonces hasta hoy hemos quedado alguna vez. Alguna creo que ha sido un error. Sin embargo yo me veo bastante fuerte. Sé mantener la distancia emocional. No quiero un enganche emocional que no lleva a ningún sitio. Tampoco la echo de menos demasiado por no verla. Sé que me aporta mucho más negativo que positivo. Además me cierra las puertas a un futuro que con ella no voy a tener nunca. Me siento mejor, con ganas ser mejor persona. Estar con gente limpia y auténtica. X tiene un montón de rollos los cuales no comprendo. Sé que nunca me va aportar felicidad. También sé que su comportamiento no es normal. No hay más que ver los cientos de mensajes y papeles escritos que tengo desde hasta hoy. Todavía no me lo va a poner fácil pero creo que tengo una buena base puesta. Tampoco puedo decir que ella me sea totalmente indiferente.

Mensajes:

-Esta vez me voy a deshacer de ti para siempre.
-Yo sólo quería estar contigo y tú convertiste todo en un calvario.
-Te quiero. Olvídame tú por que yo no puedo.
-No sé a qué psicólogo vas pero te esta arruinando como persona.
-Hijo de puta (unas treinta veces cada cierto tiempo durante días).
-Me voy a quitar de en medio. Vas a llevar en tu conciencia la culpa de mi muerte mientras vivas. Lo has conseguido.

Textos:

-Dice que nos va mal por que me creo mis mentiras.
-Dice que ella sólo ha querido hacerme bien. Yo soy el responsable de que nuestra relación se haya hundido.
-Dice que no veo la realidad, que necesito a alguien que me abra los ojos. Me insulta varias veces durante la conversación.
-Me llama a las tres de la mañana. Me dice qué me has hecho cabrón y me cuelga.

No tengo necesidad por estar con otra pareja ahora mismo. Además creo sería perjudicial. Sin embargo creo que si hay una persona en un futuro esta encontrará en mí, lo que no le supe dar a mi exnovia y lo que le di a X y desprecio. Creo que la vida me ha hecho aprender, aunque a un precio muy alto.

Este es el principio de un camino en que espero quitarme mucho lastre, que no me ha permitido sacar lo auténtico de mí. ¿Es posible la felicidad? Puede que no esté tan lejos como siempre he pensado. Tengo algo a mi favor: siempre me he conformado con poco. En cuanto encuentre simplemente la normalidad, puedo alucinar y sentirme bien, que creo es mi objetivo.

Probablemente sea difícil imaginarse esta historia de “ni contigo ni sin ti” sólo leyendo estas línea ya que las sensaciones, angustias y sentimientos no es fácil transmitirlos. Al mirar atrás tengo problemas para recordar. Sin embargo a veces me vienen recuerdos que se ven acompañados de sensaciones que sentía en aquellos momentos. Por otro lado las deducciones que hago en esta carta son personales ya que no pretendo equipararlas a ningún conocimiento profesional que no poseo.

Hoy tengo incredibilidad al recordar por lo que pasé y no encuentro sentido a nada de lo pasado. Una pérdida de años y una destrucción interior de la que afortunadamente me propuse salir. Estuve a punto de llegar a un daño emocional irreparable e irreversible. Sufrir tanto para darme cuenta de que todo es más sencillo en esta vida; Si algo no funciona, hay que alejarse. Hay situaciones que no son razonables y hay que cortarlas lo antes posible. Pese a que sabía que mí situación no llevaba a nada necesité de años para salir. Quizás muchos hubieran salido al instante pero yo lo hice poco a poco como va madurando una fruta en un árbol hasta caer por su propio peso. Pero salí con la ayuda profesional que fue marcándome los pasos, pero respetando mi libertad de volver a caer las veces que hiciera falta hasta levantarme por fin y tomar mi camino, el único que era posible para no acabar en el abismo y en mi propia destrucción. También me ayudaron mis amigos y familia que pacientemente me arropaban y escuchaban lo que era capaz de contarles sin pasar la raya de mi vergüenza.

Es fundamental dejarse ayudar y escuchar porque el que es dependiente tiene una realidad distorsionada. Una distorsión sobre lo que es el amor, de lo que debe ser una relación y un afán por excusar lo que es inexcusable. No hay excusa para aguantar ningún tipo de maltrato. Si en una relación no hay respeto nada tiene sentido y seguro no lo tendrá jamás.

Historias reales de nuestro gabinete de psicología

Perdonándome a mí misma

Quiero destacar que el maltrato que sufrí fue mucho más sutil del que cabe imaginar, es decir, a penas padecí violencia física o incluso maltrato psicológico activo (es cierto que alguna vez recibí insultos como ya he dicho o burlas, pero muy esporádicamente), pero lo que sí sufrí en primera persona es maltrato psicológico “por omisión”: era excluida absolutamente de todo porque era tan tímida y encima fea, que nadie me querría.

Historia de un felpudo

Y, eufemismos y distracciones aparte, a las cosas y a las personas hay que llamarlas por su nombre. Y, el mío, tiene un nombre. Me guste o no, a nivel emocional he sido y soy un felpudo. Ni más ni menos.

Mi no tierna adolescencia

Es difícil empezar una historia cuando no sabes exactamente desde cuándo contarla, puede que un buen inicio sea el instituto.

Cafeína y chocolate

Siempre hay luz al final del camino. A veces parece que no, y que no vas a salir nunca, pero te aseguro, que después de la tormenta siempre llega la calma.

Golpes de la vida

En esta vida todo llega porque todos merecemos ser felices, así que tened paciencia y no os hundáis nunca, siempre mirad hacia adelante y levantaros las veces que haga falta para seguir. Ante todo jamás perdáis la sonrisa.

Mi vida en unos folios

En qué punto me encuentro desde el comienzo. Aunque haciendo un balance rápido, no sé si podría decir que he sido una mujer feliz. Ahora estoy en una fase de serenidad a la que, desde luego, nunca pensé llegar.

Por fin; luz dentro de mi cueva

Fue en marzo de 1999; como no tenía trabajo se me ocurrió que podría estudiar inglés. Me apunté en una academia, y por medio de la academia conseguí aprender un poco más de Inglés, y pocos meses después, me fui a Inglaterra, pensando que allí me abriría más a la gente, porque aquí yo era y soy muy cerrado, y como no tendría a mi gente, no me quedaría otra que buscarme la vida.